Calle Francisco Pimentel 3, Col. San Rafael
Ciudad de México
+52 55 5546 9001
info@galeriahilariogalguera.com
Lunes - Sábado: 11:00 -17:00 h
Entrada libre
Exposición presentada por Gildar Gallery en colaboración con la Galería Hilario Galguera como parte de Condo CDMX 2018
¿Qué podría ser un amante más co-dependiente que el color? Un amplio espectro de identidades definidas por asociación y grado. No existe un azul que sea absolutamente azul, si no matices de todo lo que se encuentre en medio. Esta rueda del color ha sido, por mucho tiempo, un canon; Goethe la observó primero. Kandinsky y Klee la creyeron un asunto espiritual. Albers, el pragmatista (quien, por cierto, creo su teoría del color en Oaxaca), nos mostró que era, todo, relativo. Incluso esos ambiciosos artistas, quienes han intentado abarcar una visión con un pigmento o una luz singular, se han tenido que conformar con los bordes, tanto físicos como temporales. ¿Cuál es el color de la pared alrededor del Rothko, o el del piso enfrente de los monocromos de Kelly, o los baños justo después de salir de una celda perceptiva de Turrell?
Esta incestuosa serie de relaciones es solamente parte del enmarañado triángulo amoroso del color. ¿Qué hay de estos enredos con este mundo de experiencias más allá de sí mismo? ¿Puede el color ser separado del contexto? ¿La saturación del significado? ¿El tono de los símbolos?. A pesar de esto, o más bien probablemente por sus cualidades referenciales, el color ha evadido la precisión en el lenguaje. Mientras la sociología moderna nos dice que la mayoría de los humanos de diversas culturas tienen a su disposición un vocabulario reducido sobre los términos individuales del color - más cercano a los porcentajes bajos de los dobles dígitos - si uno navega por cualquier pasillo de pintura de Home Depot, se encuentra con un extenso y absurdo diccionario cromático; Naranja travesura, Rojo encanto, Violeta Capricornio, Azul serpentina, Turquesa faisán, Amarillo Malibú. Este lenguaje endulzado torna el entorno fabricado en una pizarra en blanco esperando a ser cubierta por un disparate seductor de terrible haiku y sonetos pegajosos. Pero ¿qué de esos nombres no mercadeables que aparecen en etiquetas: Contusión floreciente, Pus fresco, Sangre coagulada, Costra descascarada? ¿Puede un ramo de rosas con cualquier otro nombre ser aprobado por Architectural Digest, y al mismo tiempo desencadenar un trauma?
En Palletable Relations, hay solamente pocos de estos enigmas enredados. En el trabajo de Andrew Jensdotter, el artista mina la consciencia colectiva en cuanto a las preferencias del color. Abasteciéndose de pedazos de pintura en centros de reciclaje, el artista - como un antropólogo - recolecta sobras de estos pigmentos de remodelaciones hechas en casas y proyectos comerciales y los separa por colores. Superponiendo cientos de capas dentro de un rango particular en un mismo lienzo y creando una superficie de color, Jensdotter esculpe hasta revelar un espectro de gusto democratizado.
Por el otro lado, Amber Cobb complica la percepción entre las relaciones de color placenteras y abyectas. La artista, quien regularmente enfrenta la estética del trauma, recrea y re acomoda gradientes que se encuentran en la piel magullada o herida. A partir de patrones, recubre colchones de hoteles. Moldea formas en silicon, remitiendo el contacto corporal y las experiencias en estos escenarios y crea mosaicos de diferentes tonos de pieles. Llamativos y seductores, estas embellecidas y abultadas formas difuminan los límites entre la atracción y la repulsión, utilizando combinaciones cromáticas de violencia física y curación.
La práctica artística de Oliver Marsden gira en torno a la percepción y a las posibilidades del movimiento y de la fluidez en el color, el sonido y el orden. Utilizando la pintura como un objeto visual que filtra y refleja luz, el artista plasma la energía y el espacio que ocupa de cada color. Las serie de pinturas Fade vienen de la memoria del color; del estudio de las superficies y los reflejos, en las que Marsden elimina los detalles de las escenas del día a día, alcanzando la esencia elemental de cada uno de ellos. Oliver crea pinturas en las que uno puede experimentar el color en relación al color mismo en una frágil tensión visual y un delicado balance.
En el trabajo de Benjamín Torres, el color es utilizando como una herramienta visual para establecer espacios concretos y / o evocativos, mientras que interactúa con elementos arquitectónicos. En la serie Diario se cuela la luz, diario se fuga el color, Torres utiliza ventanas - elementos que sirven a la vez como barreras y puntos de acceso - y las interviene con periódico y bloques de pintura sólida. Relacionado estrechamente con la pintura, este cuerpo de trabajo permite a Torres navegar libremente a través de la geometría, la abstracción y la composición. En esta instancia en particular, la extracción del color como forma, resalta elementos del entorno de la galería y la calle que, de otra manera, podrían pasar desapercibidos.
El interés de Marco Treviño por los procesos y materiales utilizados en su producción, y por las políticas de la imagen, están frecuentemente relacionados a las implicaciones sociales del color y a las consecuencias del encuentro entre la pintura comercial y la poesía utilizada en la nomenclatura de algunos muestrarios de color comerciales. Pintura policiaca no. 3 reflexiona sobre el paisaje industrial y el poder que la colorización urbana tiene sobre la sociedad, y se cuestiona sobre las entidades detrás de esas decisiones.
Sobre Condo
Condo toma su nombre de “condominio” y es una exposición colaborativa a gran escala entre galerías de todo el mundo. Las galerías huéspedes comparten su espacio con las galerías visitantes co-curando juntas la muestra o dividiendo y asignado el espacio. La iniciativa alienta a la evaluación de modelos existentes, reuniendo recursos y actuando en comunidad para proponer un entorno más conductivo en la experimentación de exposiciones internacionales entre galerías.
Palletable Relations es parte de la primera edición de Condo CDMX.
Exposición presentada por Gildar Gallery en colaboración con la Galería Hilario Galguera como parte de Condo CDMX 2018
¿Qué podría ser un amante más co-dependiente que el color? Un amplio espectro de identidades definidas por asociación y grado. No existe un azul que sea absolutamente azul, si no matices de todo lo que se encuentre en medio. Esta rueda del color ha sido, por mucho tiempo, un canon; Goethe la observó primero. Kandinsky y Klee la creyeron un asunto espiritual. Albers, el pragmatista (quien, por cierto, creo su teoría del color en Oaxaca), nos mostró que era, todo, relativo. Incluso esos ambiciosos artistas, quienes han intentado abarcar una visión con un pigmento o una luz singular, se han tenido que conformar con los bordes, tanto físicos como temporales. ¿Cuál es el color de la pared alrededor del Rothko, o el del piso enfrente de los monocromos de Kelly, o los baños justo después de salir de una celda perceptiva de Turrell?
Esta incestuosa serie de relaciones es solamente parte del enmarañado triángulo amoroso del color. ¿Qué hay de estos enredos con este mundo de experiencias más allá de sí mismo? ¿Puede el color ser separado del contexto? ¿La saturación del significado? ¿El tono de los símbolos?. A pesar de esto, o más bien probablemente por sus cualidades referenciales, el color ha evadido la precisión en el lenguaje. Mientras la sociología moderna nos dice que la mayoría de los humanos de diversas culturas tienen a su disposición un vocabulario reducido sobre los términos individuales del color - más cercano a los porcentajes bajos de los dobles dígitos - si uno navega por cualquier pasillo de pintura de Home Depot, se encuentra con un extenso y absurdo diccionario cromático; Naranja travesura, Rojo encanto, Violeta Capricornio, Azul serpentina, Turquesa faisán, Amarillo Malibú. Este lenguaje endulzado torna el entorno fabricado en una pizarra en blanco esperando a ser cubierta por un disparate seductor de terrible haiku y sonetos pegajosos. Pero ¿qué de esos nombres no mercadeables que aparecen en etiquetas: Contusión floreciente, Pus fresco, Sangre coagulada, Costra descascarada? ¿Puede un ramo de rosas con cualquier otro nombre ser aprobado por Architectural Digest, y al mismo tiempo desencadenar un trauma?
En Palletable Relations, hay solamente pocos de estos enigmas enredados. En el trabajo de Andrew Jensdotter, el artista mina la consciencia colectiva en cuanto a las preferencias del color. Abasteciéndose de pedazos de pintura en centros de reciclaje, el artista - como un antropólogo - recolecta sobras de estos pigmentos de remodelaciones hechas en casas y proyectos comerciales y los separa por colores. Superponiendo cientos de capas dentro de un rango particular en un mismo lienzo y creando una superficie de color, Jensdotter esculpe hasta revelar un espectro de gusto democratizado.
Por el otro lado, Amber Cobb complica la percepción entre las relaciones de color placenteras y abyectas. La artista, quien regularmente enfrenta la estética del trauma, recrea y re acomoda gradientes que se encuentran en la piel magullada o herida. A partir de patrones, recubre colchones de hoteles. Moldea formas en silicon, remitiendo el contacto corporal y las experiencias en estos escenarios y crea mosaicos de diferentes tonos de pieles. Llamativos y seductores, estas embellecidas y abultadas formas difuminan los límites entre la atracción y la repulsión, utilizando combinaciones cromáticas de violencia física y curación.
La práctica artística de Oliver Marsden gira en torno a la percepción y a las posibilidades del movimiento y de la fluidez en el color, el sonido y el orden. Utilizando la pintura como un objeto visual que filtra y refleja luz, el artista plasma la energía y el espacio que ocupa de cada color. Las serie de pinturas Fade vienen de la memoria del color; del estudio de las superficies y los reflejos, en las que Marsden elimina los detalles de las escenas del día a día, alcanzando la esencia elemental de cada uno de ellos. Oliver crea pinturas en las que uno puede experimentar el color en relación al color mismo en una frágil tensión visual y un delicado balance.
En el trabajo de Benjamín Torres, el color es utilizando como una herramienta visual para establecer espacios concretos y / o evocativos, mientras que interactúa con elementos arquitectónicos. En la serie Diario se cuela la luz, diario se fuga el color, Torres utiliza ventanas - elementos que sirven a la vez como barreras y puntos de acceso - y las interviene con periódico y bloques de pintura sólida. Relacionado estrechamente con la pintura, este cuerpo de trabajo permite a Torres navegar libremente a través de la geometría, la abstracción y la composición. En esta instancia en particular, la extracción del color como forma, resalta elementos del entorno de la galería y la calle que, de otra manera, podrían pasar desapercibidos.
El interés de Marco Treviño por los procesos y materiales utilizados en su producción, y por las políticas de la imagen, están frecuentemente relacionados a las implicaciones sociales del color y a las consecuencias del encuentro entre la pintura comercial y la poesía utilizada en la nomenclatura de algunos muestrarios de color comerciales. Pintura policiaca no. 3 reflexiona sobre el paisaje industrial y el poder que la colorización urbana tiene sobre la sociedad, y se cuestiona sobre las entidades detrás de esas decisiones.
Sobre Condo
Condo toma su nombre de “condominio” y es una exposición colaborativa a gran escala entre galerías de todo el mundo. Las galerías huéspedes comparten su espacio con las galerías visitantes co-curando juntas la muestra o dividiendo y asignado el espacio. La iniciativa alienta a la evaluación de modelos existentes, reuniendo recursos y actuando en comunidad para proponer un entorno más conductivo en la experimentación de exposiciones internacionales entre galerías.
Palletable Relations es parte de la primera edición de Condo CDMX.
Presented by Gildar Gallery in collaboration with Hilario Galguera Gallery as part of Condo Mexico City 2018
What could be a more codependent lover than colour? A loose spectrum of identities defined by association and degree. No blue is in fact true, but shades of whatever else it encounters along the way. This wheel of reason has long been canon; Goethe first observed it, Kandinsky and Klee believed it a spiritual matter, Albers, the pragmatist (who, by the way, created his colour theory in Oaxaca), taught it was all relative. Even those ambitious artists who have attempted to encompass vision with a singular pigment or light have had to contend with edges, both physical or temporal. What is the colour of the wall around the Rothko, or the floor in front of the Kelly monochromes, or the bathrooms just after leaving a Turrell perceptual cell?
But this incestuous set of relationships is only part of colour’s enmeshed love triangle. What about its entanglements with the world of experience beyond itself? Can colour be separated from context? Saturation from meaning? Hue from symbols? Despite, or maybe exactly because of its many referential qualities, colour has evaded accuracy in language. While modern sociology tells us most humans across cultures have a low vocabulary of individual colour terms at our disposal – between single and low double digits – browse any Home Depot paint aisle and you’ll find an expansive and absurd chromatic dictionary – Whispering Peach, Dragon’s Blood, Mermaid Net, Phantom Mist, Grandma’s Sweater, Likeable Sand. These saccharine linguistics turn the built environment into a blank slate waiting to be coated in the wooing nonsense of bad haiku and gooey sonnets. But what about those equally associative names that don’t show up in marketable labels: Blooming Contusion, Fresh Puss, Clotted Blood, Peeling Scab. Are these colours truly that far outside of our array of palatable choices? Can a bouquet of roses by any other name be both Architectural Digest approved and a trauma trigger?
These are just a few of the entwined conundrums found in Palletable Relations. In the works of Andrew Jensdotter, the artist mines the collective conscious for colour preference. Sourcing pigments from paint recycling centres, like an anthropologist, the artist collects these pigment leftover from people’s home-improvement and commercial projects and separates them by common colour distinctions. Layering hundreds of layers within a particular range onto a single canvas, he carves back into these aggregate surfaces revealing a democratic spectrum of taste.
Amber Cobb on the other hand complicates the perception between pleasing and abject colour relationships. The artist who regularly engages the aesthetics of trauma, here recreates and rearranges gradients found within bruised and wounded flesh. Casting silicon forms from the decorative patterning of a hotel mattress cover, a locus of bodily contact and experience, the artist creates patchwork skins of variously shifting hues. Arresting and seductive, these draped and bulging forms blur boundaries between attraction and repulsion using the chromatic pairings of physical violence and healing.
Oliver Marsden’s artistic practice revolves around the perception and possibilities of movement and fluidity in colour, sound and order. Using painting as a visual object that filters and reflects light, the artist portrays that every colour has its own energy and space. Marsden’s fade paintings come from colour memory; studying surfaces and reflections, he strips away the details of everyday scenes, reaching the essence. Marsden creates paintings in which you can experience the colour in relation to itself; interacting with fragile visual tension and balance.
In Benjamín Torres’ work, colour is used as a visual tool to establish concrete and / or evocative spaces interacting with architecture elements. In this series Diario se cuela la luz, diario se fuga el color, Torres uses windows - elements that serve both as barriers and access points intervened with newspaper and paint. Closely related to painting, these works allow Torres to freely navigate through geometry, abstraction and composition. In this particular instance the extraction of colour as a form, draws attention to surrounding elements within the gallery and the street, which otherwise might go unnoticed.
Marco Treviño’s interest for the processes and materials used in his own production is often related to the social implication of colour and to the consequences of the encounter of commercial painting with the poetry used in the nomenclature of some colour sample-books (absurd chromatic dictionary). Pintura policiaca no.3 (When policemen discuss the relationship between poetry and industrial painting) reflects on the industrial landscape and the power that urban colouring has on society and questions the entities behind that decision.
About Condo
Condo takes its name from condominium and is a large-scale collaborative exhibition of international galleries. Host galleries share their spaces with visiting galleries – either by co-curating an exhibition together, or dividing their galleries and allocating spaces. The initiative encourages the evaluation of existing models, pooling resources and acting communally to propose an environment that is more conducive for experimental gallery exhibitions to take place internationally.
Palletable Relations is part of the first edition of Condo in Mexico City.
La práctica artística de Oliver Marsden gira en torno a la percepción, las posibilidades del movimiento y la fluidez del color, el sonido y el orden. Marsden explora el comportamiento y las propiedades de la pintura, creando pulsaciones y ecos de color. Marsden tiene una base formal en la geometría que frecuentemente corresponde a las formas de las oscilaciones periódicas, como las vibraciones de sonidos simples, tales como el que puede producir un diapasón. Estos patrones de ondas son producidos frecuentemente en la naturaleza por el viento, la luz o el sonido, y su forma tiene una correspondencia directa con el ritmo y el tiempo. El trabajo de Marsden representa posibles modelos cósmicos, o fragmentos de ellos, a partir del equilibrio entre la precisión científica y la subjetividad perceptiva. La evolución de su práctica le ha llevado a experimentar con materiales como la fibra de vidrio y el aluminio, además de la pintura.
Oliver Marsden ha participado en más de 60 exposiciones colectivas, incluyendo Vigo Gallery, Dubai, Emiratos Árabes Unidos (2017) y ha mostrado su obra de manera individual en espacios como Galería Hilario Galguera, CDMX, México (2015) y Koumi Machi Kougen Museum, Koumi, Japón (2009), entre otros. Ha recibido prestigiosos premios y reconocimientos como el Prince 's Trust Award de Inglaterra en el año 2000 y The Arthur Anderson Prize por Mejor Artista Joven, Escocia en 1995. Su obra forma parte de importantes colecciones alrededor del mundo como de la Fundación Jumex, México y Horiuchi Collection, Japón, entre otras.
La práctica artística de Oliver Marsden gira en torno a la percepción, las posibilidades del movimiento y la fluidez del color, el sonido y el orden. Marsden explora el comportamiento y las propiedades de la pintura, creando pulsaciones y ecos de color. Marsden tiene una base formal en la geometría que frecuentemente corresponde a las formas de las oscilaciones periódicas, como las vibraciones de sonidos simples, tales como el que puede producir un diapasón. Estos patrones de ondas son producidos frecuentemente en la naturaleza por el viento, la luz o el sonido, y su forma tiene una correspondencia directa con el ritmo y el tiempo. El trabajo de Marsden representa posibles modelos cósmicos, o fragmentos de ellos, a partir del equilibrio entre la precisión científica y la subjetividad perceptiva. La evolución de su práctica le ha llevado a experimentar con materiales como la fibra de vidrio y el aluminio, además de la pintura.
Oliver Marsden ha participado en más de 60 exposiciones colectivas, incluyendo Vigo Gallery, Dubai, Emiratos Árabes Unidos (2017) y ha mostrado su obra de manera individual en espacios como Galería Hilario Galguera, CDMX, México (2015) y Koumi Machi Kougen Museum, Koumi, Japón (2009), entre otros. Ha recibido prestigiosos premios y reconocimientos como el Prince 's Trust Award de Inglaterra en el año 2000 y The Arthur Anderson Prize por Mejor Artista Joven, Escocia en 1995. Su obra forma parte de importantes colecciones alrededor del mundo como de la Fundación Jumex, México y Horiuchi Collection, Japón, entre otras.