Calle Francisco Pimentel 3, Col. San Rafael
Ciudad de México
+52 55 5546 9001
info@galeriahilariogalguera.com
Lunes - Sábado: 11:00 -17:00 h
Entrada libre
Martin Eder es un artista interdisciplinario, principalmente reconocido por su pintura. Eder reproduce una estética de valores del capitalismo tardío o de la posmodernidad, fantástica, de formas y colores llamativos, que contrasta con la presencia protagónica de personajes despojados de cualquier artificio, mostrados desnudos y vulnerables física- y emocionalmente. Su obra representa la violencia de la incoherencia entre la realidad que se ofrece (cultural o mediáticamente), o a la que se aspira, y la realidad internamente experimentada. Martin Eder ha realizado también performance, fotografía, vídeo y escultura.
Durante su trayectoria artística Martin Eder ha expuesto a nivel internacional, con muestras individuales en lugares como Galería HENI, Londrés, Reino Unido (2022) y Galería K.NIG en Tokio, Japón (2020). Ha participado en exposiciones colectivas en ARKEN Museo de Arte Moderno, Copenhagen, Dinamarca (2022) y Patricia Low Contemporary, Gstaad, Suiza (2018), entre otras. Sus obras se encuentran en prestigiosas colecciones como el Museo de Arte Contemporáneo (MOCA), Los Ángeles, Estados Unidos y Museo de Arte Moderno (MoMA), Nueva York, Estados Unidos.
Martin Eder es un artista interdisciplinario, principalmente reconocido por su pintura. Eder reproduce una estética de valores del capitalismo tardío o de la posmodernidad, fantástica, de formas y colores llamativos, que contrasta con la presencia protagónica de personajes despojados de cualquier artificio, mostrados desnudos y vulnerables física- y emocionalmente. Su obra representa la violencia de la incoherencia entre la realidad que se ofrece (cultural o mediáticamente), o a la que se aspira, y la realidad internamente experimentada. Martin Eder ha realizado también performance, fotografía, vídeo y escultura.
Durante su trayectoria artística Martin Eder ha expuesto a nivel internacional, con muestras individuales en lugares como Galería HENI, Londrés, Reino Unido (2022) y Galería K.NIG en Tokio, Japón (2020). Ha participado en exposiciones colectivas en ARKEN Museo de Arte Moderno, Copenhagen, Dinamarca (2022) y Patricia Low Contemporary, Gstaad, Suiza (2018), entre otras. Sus obras se encuentran en prestigiosas colecciones como el Museo de Arte Contemporáneo (MOCA), Los Ángeles, Estados Unidos y Museo de Arte Moderno (MoMA), Nueva York, Estados Unidos.
¿Qué pasa en el momento entre la vigilia y el sueño, cuando somos vencidos por el cansancio, en plena luz del día o en el anochecer? ¿Cuáles son nuestros pensamientos cuando estamos soñando despiertos a la deriva entre la realidad y otros planos? ¿Qué se queda en nuestra memoria, qué recordamos y qué se va al subconsciente?
Los protagonistas en la nueva serie de pinturas de Martin Eder, hechas especialmente para esta exposición en la Galería Hilario Galguera, han sido capturados justo en ese momento. Mujeres fuertes, protegidas por armaduras como si acabaran de escapar de una serie de fantasía, tomando un descanso entre escenas para salir de su papel, recostadas, exhaustas después de un día de trabajo. Personas ordinarias escondiéndose detrás de una brillante fachada de efectos especiales, luchando contra la locura del día a día que los ha dejado con marcas y grietas. Raras veces el artista aparece en sus pinturas, pero en este nuevo cuerpo de obra él, también, ha sido dominado por el sueño. El pedazo de madera que descansa en su hombro es alusión suficiente para evocar el descendimiento de Cristo de la cruz.
Martin Eder domina el simbolismo usando todo lo que la historia del arte y los medios tienen que ofrecer, combinando símbolos de vánitas con paisajes románticos, iconografía cristiana con la estética de gifs animados, Albrecht Dürer con Starwars y El Greco con Game of Thrones - escenas pseudo religiosas y artificiales. Pero más allá que las naturalezas muertas barrocas, en las que cada objeto tiene cierto significado, Martin utiliza los elementos con una abundancia y una exageración que son casi dolorosas. Sube el tono de lo kitsch hasta que está bien otra vez - James Turrell no pudo haber inventado un mejor cielo rosa - flores de plástico gritando, un centelleante universo y un firmamento apocalíptico.
Martin Eder monta sus escenas en una fantástica zona de crepúsculo que sucede en la intimidad de su estudio y en el presente a la vez. Objetos muertos tales como espadas brillantes y flores baratas del mercado viven más que los seres humanos que se rinden perdidos en sus sueños incumplidos, aferrándose a los buenos y viejos tiempos (o lo que ellos recuerdan así), mientras están sudorosos y angustiados. Sus pinturas están cargadas de un aire antiguo, como un par de pantalones de mezclilla viejos y rotos llenos de hoyos. Anhelando por algo que ya desapareció, una autenticidad artificial escondida en los atributos del pasado. There is a crack on everything, se titula una pintura a partir de una canción de Leonard Cohen, …that’s how the light gets in… sigue cantando: All that is pretty has a crack. Forget about the perfection. “Hay una fisura en todo, …así es como la luz se cuela… Todo lo que es bello tiene una fisura. Olvídate de la perfección.”
¿Qué pasa en el momento entre la vigilia y el sueño, cuando somos vencidos por el cansancio, en plena luz del día o en el anochecer? ¿Cuáles son nuestros pensamientos cuando estamos soñando despiertos a la deriva entre la realidad y otros planos? ¿Qué se queda en nuestra memoria, qué recordamos y qué se va al subconsciente?
Los protagonistas en la nueva serie de pinturas de Martin Eder, hechas especialmente para esta exposición en la Galería Hilario Galguera, han sido capturados justo en ese momento. Mujeres fuertes, protegidas por armaduras como si acabaran de escapar de una serie de fantasía, tomando un descanso entre escenas para salir de su papel, recostadas, exhaustas después de un día de trabajo. Personas ordinarias escondiéndose detrás de una brillante fachada de efectos especiales, luchando contra la locura del día a día que los ha dejado con marcas y grietas. Raras veces el artista aparece en sus pinturas, pero en este nuevo cuerpo de obra él, también, ha sido dominado por el sueño. El pedazo de madera que descansa en su hombro es alusión suficiente para evocar el descendimiento de Cristo de la cruz.
Martin Eder domina el simbolismo usando todo lo que la historia del arte y los medios tienen que ofrecer, combinando símbolos de vánitas con paisajes románticos, iconografía cristiana con la estética de gifs animados, Albrecht Dürer con Starwars y El Greco con Game of Thrones - escenas pseudo religiosas y artificiales. Pero más allá que las naturalezas muertas barrocas, en las que cada objeto tiene cierto significado, Martin utiliza los elementos con una abundancia y una exageración que son casi dolorosas. Sube el tono de lo kitsch hasta que está bien otra vez - James Turrell no pudo haber inventado un mejor cielo rosa - flores de plástico gritando, un centelleante universo y un firmamento apocalíptico.
Martin Eder monta sus escenas en una fantástica zona de crepúsculo que sucede en la intimidad de su estudio y en el presente a la vez. Objetos muertos tales como espadas brillantes y flores baratas del mercado viven más que los seres humanos que se rinden perdidos en sus sueños incumplidos, aferrándose a los buenos y viejos tiempos (o lo que ellos recuerdan así), mientras están sudorosos y angustiados. Sus pinturas están cargadas de un aire antiguo, como un par de pantalones de mezclilla viejos y rotos llenos de hoyos. Anhelando por algo que ya desapareció, una autenticidad artificial escondida en los atributos del pasado. There is a crack on everything, se titula una pintura a partir de una canción de Leonard Cohen, …that’s how the light gets in… sigue cantando: All that is pretty has a crack. Forget about the perfection. “Hay una fisura en todo, …así es como la luz se cuela… Todo lo que es bello tiene una fisura. Olvídate de la perfección.”
What happens in thisshort moment between wakefulness and sleep, when we are overcome by tiredness,in broad daylight or at dusk? Where are our thoughts when we are daydreaming, driftingoff for a moment into other spheres or realities? What stays in our memory,what do we recall, and what gets pushed into the subconscious?
The protagonists inMartin Eder’s new series of paintings made especially for the show at GaleriaHilario Galguera have been observed and caught just that moment. Strong women,armed with swords, their bodies protected by armors look like they have justescaped the set of a fantasy series to have a lie-down between two scenes to getout of their roles for a short while, tired and exhausted from a day’s work. Ordinarypeople hiding behind the shiny façade of special effects, fighting the dailymadness that has left them with cracks and marks. Rarely does the artist painta picture of himself, but in one of his new works, he, too, is overcome bysleep. The wooden bar that rests on him is hint enough to recall the Depositionof Christ.
Martin Eder is a masterof symbolism, using everything that Art and Media History have to offer,combining vanitas symbols with romantic landscapes, Christian iconography withthe aesthetics of animated gifs, Albrecht Dürer with Starwars and El Greco withGame of Thrones–pseudo-religious and artificial. But other than in baroquestill lifes, where every object translates to a certain meaning, he uses themin almost painful abundance and exaggeration. He turns up the volume of Kitsch rightuntil it’s good again – a pink sky James Turrell couldn’t have invented anybetter, flowers screaming of plastic, the glittering universe and anapocalyptic sky.
Martin Eder sets hisscenes in a fantastical twilight zone that happens in the intimacy of hisstudio and at the same time right in the present time. Dead objects likeshining swords and cheap flowers from the supermarket live longer than theweary humans who are lost in their unfulfilled daydreams and cling for the goodold times, or what they think them to be, sweaty and stressed-out. Hispaintings carry a breath of vintage, like a pair of shabby looking stone washedjeans with newly ripped holes in them. A longing for something faded, anartificial authenticity that hides in the attributes of the past. “There is acrack in everything,” one painting is titled, after a song by Leonard Cohen,“that’s how the light gets in,” he continues singing: All that is pretty has acrack. Forget about the perfection.